Por: Prof. Jordán Segovia Gareca
Sin duda que la educación es la madre del borrego; es decir, es la empresa que genera salud física, mental, emocional, social, económica, medio ambiental y de la vida en general de la persona humana y de las sociedades.
Claro, hablo de la educación entendida como el desarrollo de las ocho esferas de desarrollo humano, de la persona, descubiertas por Martha Arango Montoya, como son: física/orgánico/natural, cognitiva/intelectual, erótico/afectiva, política, lúdica, productivo/laboral, lingüística/comunicacional y ético moral. Hablo del proceso de formación humana intelectual y aplicación práctica, mediante el uso de las inteligencias múltiples descubiertas por Howard Gardner en 1983, como son: Matemática, lingüística, Visual, Quinestésica, Naturista, Intrapersonal, Interpersonal, Existencial, Musical, etc.; y el consiguiente uso de una diversidad tecnológica e interactividades/acciones de aprendizaje significativo. No me refiero a la simple transferencia y memorización de saberes ajenos, por intermedio del discurso del profesor; mismo que el alumno debe memorizarlo y repetirlo en exámenes, como saber propio; me refiero a las percepciones objetivas, gráficas y simbólicas que generan el nacimiento/ la creación de conocimientos; el saber de sí mismo.
La salud sería una variable dependiente de la educación; dado que, al contar con el mayor conocimiento, posible, del valor nutritivo de los alimentos y sus correctos hábitos de alimentación; al saber cómo cuidar de la higiene y cuidado de nuestro cuerpo; al actuar convenientemente ante enfermedades, endemias y pandemias; con seguridad tendremos mejor salud y sabremos recurrir a las clínicas con la prontitud y cuidado que amerita.
La economía, también sería una resultante de la calidad y del nivel educativo de las personas y de la sociedad en general; dado que se contaría con los conocimientos, la pericia y experticia necesaria para trabajar, para producir, para crear emprendimientos y consiguientemente producir más recursos, más dinero, para solventar nuestras necesidades como persona, como familia y como sociedad. Las personas tendríamos mejores trabajos y con los ingresos económicos percibidos, tendríamos mejor nivel de vida.
Fueron estas razones que el 6 de agosto de 2006, cuando escuche el informe ante el Congreso de la República, en el palacio de Sucre, de nuestro querido presidente Juan Evo Morales Ayma; me sentí como nunca tan feliz, al escucharle decir que en 10 – 15 o 20 años Bolivia será Suiza; pero, como a mayor ilusión le corresponde una mayor desiluación; sentí mucha amargura y tristeza cuando sólo fue un sueño que pasó por mi mente; dado que lo que se hizo es más adoctrinamiento que ciencia de la educación y; al parecer no le colaboraron, no le colaboramos o no quiso que le colaboremos para cumplir con esta predicción. Yo pensé que por fin llegó alguien a Presidente de la República, para hacer lo que antes nadie hiso por la educación; creí que este señor comenzará por lo primero que es lo primero, educar al ser humano; y, desarrollar el principal capital de una nación, los recursos humanos, que son los que, como dice Celso Charuri: “Es el hombre el que hace al mundo y no es el mundo el que hace al hombre”. Lo más triste para mí, es saber que Bolivia como nunca antes tuvo 15.084 millones de dólares de Reserva Internacional Neta (RIN) en 2014 y que luego en junio 2019 cae a 8.317 millones de dólares. Nunca antes tuvo Bolivia tanto dinero; parece que fue un espejismo, dado los altos precios del gas y petróleo, nada más. Parece que paso igual que cuando el Gral. Banzer consiguió un crédito de 5.000 millones de $. y yo me decía, a pocos años después: Si con esos 5 MM. de $. de compraban vacas, Bolivia estaría inundada de vacunos; mucha carne para comer y bastante leche para tomar y no como, prácticamente resultó; sólo, la deuda a pagar.
Veamos de simple pasada y de manera comparativa la situación de Bolivia y la situación de Suiza, en Educación, en Salud y en Economía:
Bolivia no despega de la escuela prusiana de 1794, y hasta ahora no inaugura El Observatorio de Calidad Educativa, que anunció para noviembre, en enero 2019 y así saber si estamos igual, mejor o peor en calidad educativa. En salud, respecto al covid-19, de una población de 11 millones de habitantes, al 31 de julio 2020 tiene 76,789 infectados, 0,70% de infección; con 2.808 decesos, el 3,66% de letalidad. En economía, en el año 2020 Bolivia tiene un PIB per cápita. 1.731 $. En corrupción se ubica en el puesto 123 de 180 países.
Suiza, en educación, en varios de estos últimos años ocupa los primeros puestos en el Rankin PISA en el mundo; en covid-19, de una población de 8.606.033 habitantes, se infectaron 35.022, el 0,41% y tuvo 1980 decesos que implica el 5,65% de letalidad. En economía tiene un PIB per cápita de 34.190 $. En corrupción, Suiza es el país menos corrupto del mundo, así lo creen, por lo menos, los suizos.
¿En qué cabeza puede caber que mientras más masivas sean las marchas que se realicen, el covid-19 va temblar, o que, si hay más bloqueos, más destrucción de caminos, mas destrucción de antenas, más petardos, más bronca, etc. puede desaparecer la pobreza, la miseria, la baja calidad de educación, el hambre y tantas otras enfermedades y taras, entroncadas en nuestra realidad boliviana?
Lo que me queda claro es que, para mejorar nuestra salud, para mejorar nuestra economía; requerimos una fuerte dosis de educación, necesitamos cambiar el chip de 236 años de uso y que, para mejorar nuestras condiciones y calidad de vida, no es cuestión de cuantas manos más o menos sean levantadas, ni de cuantos bloqueos, dinamitazos son necesarios; sino, de sacar a aflorar nuestra calidad cerebro pensante, nuestra voluntad, patriotismo, ética y moral humana y, potencialicemos la educación, incorporando la aplicación de la Neuropedagogía; así podremos acortar la distancia que os lleva en desarrollo, Suiza a Bolivia.